MOSCAS REFINADAS

La soberbia: esa enfermedad venérea.



Hay días que caminas como mosca refinada.
Como si no fuese también tuya
la mierda que los demás acumulamos dentro.
Como si la traición que tus ojos
le inflingieron a tu espejo,
fuera la traición de tu amante
y el resto fuésemos tu despecho.

Hay días que caminas como montaña nevada.
Tan imperial como fría.
Como si jamás hubieran jugado en tus faldas primaveras
y tu rigidez fuese fruto de ser el pico más alto
y no de las veces que el blanco
aniquiló tus veranos.

Hasta que un día, apenas ya caminas.
Porque el tiempo es una elipsis
y tus piernas un reloj de arena.
Te cruzas con los demás buscando,
simplemente, formar parte.
Pero te encuentras entre moscas refinadas,
mirándote con ojos de despecho
pues recuerdan el día en que fuiste tú su espejo.
Y el tiempo no traiciona
la memoria selectiva
del que cuando fue montaña
eligió,
tan imperial como fría, 
alardear de ser pico
y no de acunar primaveras.



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