HAGO LO QUE PUEDO
Por
fin
he
reunido las fuerzas.
Por
fin
se
han alineado todos los planetas.
Por
fin
es
el día del inicio de mi nueva vida.
He
escrito una lista de buenos propósitos
y,
por fin,
los
cumpliré todos:
Voy
a empezar mi dieta el lunes y no acabarla el martes.
Voy
a ir al gimnasio... y hasta voy a apuntarme.
Voy
a dejar el alcohol y el café
(y
a pesar de esta resaca de hoy, recordaré mañana que ayer ya los
dejé).
Dejaré
de darle tanto valor al dinero (total, no tengo).
Meditaré
para encontrar en el centro, y no en los extremos,
mi
equilibrio.
Y
no rezaré a Dios, por si acaso, cuando esté perdido.
Desearé
a la lista antes que a la guapa.
Amaré
a la buena antes que a la mala.
Voy
a mantener la mirada a una desconocida hasta que sea ella quien la
aparte.
Hasta
que sea ella la que luego se diga a sí misma: «Cobarde».
Me
ganaré la vida,
por
fin,
solo
como artista...
y
dejaré de usar el humor
como
el truco maestro de un escapista.
Sí.
Voy
a dejar de ganar tiempo perdiendo vida.
Voy
a ser yo quien me haga justicia.
Voy
a empezar de nuevo y de nuevo.
Y
no dejaré que el olor de los recuerdos haga que el presente
siempre
huela a viejo.
No
me pondré presión a cada instante.
No
me quemará el ahora al pensar en el más tarde
ni
me quemará el mañana al pensar en este ahora.
No
desearé siempre estar haciendo otra cosa.
Respiraré
para sentirme vivo, a pesar de saber que es el mismo aire...
con
el que me oxido.
No
voy a predicar, voy a ser ejemplo.
Seré
positivo en la falacia.
Positivo
en la desgracia.
Positivo
en la crítica y crítico solo en lo posible.
Voy
a perdonar a quien no se perdone odiar.
Y
no me sentiré culpable por que a otro no le enseñasen a perdonarme.
Viviré
sin miedo al rechazo.
No
mentiré, aunque sea necesario.
Observaré
al que esté peor que yo y me sentiré afortunado.
Y
conseguiré que ese regalo
no
se diluya en un momento.
Y
me digo, entonces, convencido:
Vas
a ser espejo.
Sacarás
brillo a tu piel, hasta que en ella
se
refleje desde el más fiero hasta el más cierto.
Respirarás
sin recordar que la necesidad corta el aliento.
Dejarás
de ser un hombre con las estructuras mentales de un preso.
Con
las conductas copiadas a un ciego.
Podrás
dominar el mantra constante del miedo.
No
esperaré a hacerme viejo para pasar más tiempo con quien más
quiero.
Voy
a ser mejor amigo.
Mejor
hijo.
Voy
a ser mejor alumno.
Mejor
maestro.
Mejor
ejemplo.
Mejor
pareja.
Mejor
persona.
Mejor
poeta.
Me
digo todo eso.
Hasta
me digo: «Cargarás solo tu propio peso».
Y
cuando llega el momento…
Hago
lo que puedo.
Lo
que puedo.
Redacto
listas de buenos propósitos cada día
y,
al final, el único propósito que cumplo es hacer la puta lista.
Pero
lo intento.
Y
asumo que soy tan imperfecto
que
me define aquello de lo que carezco.
Y
asumo que lo que realmente quiero
es
mirarle a los ojos a esta vida.
La
que me trajo risa.
La
que me trajo vuelo.
La
que me trajo coraje y desconsuelo.
Y
decirle:
Tráeme
lloro.
Tráeme
miedo.
Tráeme
montañas de listas de «debos».
Porque
aunque me traigas losa antes que cielo;
aunque me traigas castigo antes que juego;
aunque me traigas la nada
aunque me traigas castigo antes que juego;
aunque me traigas la nada
engalanada
en un vestido de viento;
aunque me traigas la guerra
camuflada
en una explosión de silencio;aunque me traigas el fracaso y lo
plantes ante mí,
con
su piel forjada en espejo,
aunque
no sepa vivirte como anhelo,
a
sobrevivirte no me gana ni el más terco.
Aunque
no sepa vivirte como anhelo,
hago
lo que puedo.
Lo
que puedo.
Lo
que puedo.
Aunque
no sepa vivirte como anhelo,
a
sobrevivirte,
hagas
lo que hagas,
yo
te
puedo.