ANTIS Y CLONES




El hombre del tiempo hace tiempo que anuncia mal tiempo.

Tormenta.

Y yo, para olvidar,

voy de isobar en bar.

De isobar en bar.

Y siempre acaba cayendo un granizo.

Y otro granizo.

Y otro granizo.

Fenómeno gélido que aleja a mi flujo atmosférico

del clímax perfecto.



Mientras,

lo que antes eran brisas frescas,

distracciones de veletas,

ahora son...

anticiclones.

Clones y clones,

de antis y antis.

Anti.

Todo es anti.

Humo.

Todo es humo...

entre tanta tormenta.



El hombre del tiempo hace tiempo que anuncia espejismos.

Y nos repite como un temporizador:
«Un rascacielos es más alto que una montaña».
«Un rascacielos es más alto que una montaña».

Ya tengo agujetas en los ojos de forzarlos

para saber diferenciarlas.



El hombre del tiempo hace tiempo que anuncia:

«lloviznas, lluvias,

chubascos, chaparrones,

diluvios, precipitaciones,

perturbaciones».

Constantes perturbaciones de gente

que, persiguiendo humo,

notan la falta de aire.

Sufren la tormenta.

Notan la presión.

La presión atmosférica.

La presión manométrica.

La presión relativa.

La presión negativa.

La presión ejercida.

La presión absoluta.

La sobrepresión.

La depresión.

Presión y presión.

Tanta presión...

que se precipitan.

Desde lo alto de ese rascacielos que creyeron montaña,

como un espejismo,

se precipitan

hacia al abismo.



Cayendo al vacío.



Atravesando las nubes clonadas

de nitrógeno, oxígeno y argón.

De helio, de metano y de neón.

De ozono, de hidrógeno y kriptón.

De óxido de sueños.

De monóxido de anhelos.

De dióxido de éxitos.



Atravesándolo todo.

Arrasándolo todo.

Como un tsunami lloviendo al vacío.



Un tsunami de:
«¡Nopuedos!», «¡Novalgos!», «¡Noaguantomás!»

Un tsunami de:
«¡Tengomiedos!», «¡Mehevueltolocos!», «¡Necesitopaz!»

Un tsunami de:
 «¡Nollegoafindemés!», «¡Notengoparacomer!»,

Un tsunami de:
 «¡Estenoeselmundoquemevendieronalnacer!»



Cayendo como un ciclón.

Un anti-ciclón.

Una perturbación.

Impactando finalmente como un trueno

contra el suelo.



...



Y al tocarlos... 
frente frío.





Al hombre del tiempo le digo

que ya no tengo tiempo

para perder el tiempo.

Que anuncie tormenta.

Que anuncie huracanes.

Que le anuncie terremotos a su puta madre.



Que una brisa nueva se lleve a los «antis» y «clones».

Y nos quede el sol.

Y nos quede el mar.

Y nos quede el instante vivido

sin Meteosat.



El espacio atemporal

entre una lengua

y un volcán.



El espacio atemporal

entre imaginar un verso,

y hacerlo...

realidad.










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