Tal vez quieres: Que sea constante cual reloj de arena. Que sea el sentido de una vida entera. Que sea tu brújula si estás perdida. Que te lleve en brazos cuando estés vencida. La gota malaya que estanque tus dudas. La ola que vuelve y mece tus culpas. Que salpique mares. Que ilumine estrellas. Que derrita soles Que «desande» huellas. Que sea constante, que sea constante, que sea constante, que sea constante, que sea constante. Si tú quieres, puedo. Puedo ser constante. O tal vez quieres: Que sea tan rápido que siempre sientas que aprovechas el tiempo, que jamás te pierdas en ningún silencio, pues siempre lleno de miles de nadas todas las pausas... o que sea tan lento como el instante preciso en que se paró el mundo durante el segundo que duró nuestro primer beso. Tal vez quieres, eso. Que dilate el tiempo. O que sea el si...
La soledad, como un campo de batalla. Esperándome a la vuelta de la esquina. Disfrazándose de calma, de pausa, de meditación ya mil veces meditada, de edificios de colores camuflando el gris de mis pupilas desgastadas. La soledad apretando las paredes hacia dentro hasta atravesarme el pecho y quedarse, como se queda la espada atravesada entre una causa justa y un imperio. La soledad, entrando por la ventana, como un soplo de aire viejo. Descubriéndome que a uno, se le puede triplicar la propia edad si no hay cerca un testigo que, sea entre silencios o sea entre infinitos, como un mantra de cobijo, nos recuerde: “permaneces”. Salva Soler, 2018
Podría, pasar por la vida, de la misma forma que la mayoría. Pensando una cosa y diciendo la otra. Sintiendo una cosa y haciendo la otra. Y así, podría, pasar por la vida copiando lo que otros fueron. Cogiendo lo que otros dieron. Obedeciendo lo que siempre me dijeron. Podría hacer mío el mantra que otros insertaron en mi pensamiento. Podría, ser otra copia barata de un buscador de éxito educado en la ley del mínimo esfuerzo. De un vendedor de humo que vendería a su madre a cambio de un mechero con el que poder hacer fuego. Podría, pasar así por la vida... pero hoy no he nacido para eso. Hoy no he nacido para venderme bien barato a cambio de dinero. Hoy no he nacido para decir lo que otros quieran escuchar a cambio de reconocimiento. Hoy no he nacido para ser el soldado arropado en bandera, que en nombre de otros y en nombre de ella, se salva a si mismo buscando otra guerra. Hoy no he nacido para eso. Hoy he nacido sabiendo que mi...