LA SOLEDAD
La soledad,
como un campo de batalla.
Esperándome a la vuelta de la esquina.
Disfrazándose de calma,
de pausa,
de meditación ya mil veces meditada,
de edificios de colores camuflando el gris
de mis pupilas desgastadas.
La soledad
apretando las paredes hacia dentro
hasta atravesarme el pecho
y quedarse,
como se queda la espada atravesada
entre una causa justa y un imperio.
La soledad,
entrando por la ventana,
como un soplo de aire viejo.
Descubriéndome que a uno,
se le puede triplicar la propia edad
si no hay cerca un testigo
que, sea entre silencios o sea entre infinitos,
como un mantra de cobijo,
nos recuerde:
“permaneces”.
Salva Soler, 2018